Una clase política lamentable y un pueblo dormido

Cuarenta años de bipartidismo han hecho que los poderes económicos se hicieran con ambos partidos y que éstos funcionen como empresas, al margen, incluso en contra, de sus afiliados. Cada vez da mas risa -floja- hablar de la Constitución que dice que deben ser democráticos. A esto llaman democracia, pero es eurocracia.

El PP va al desguace por corrupción con metástasis y el PSOE, convertido al socioliberalismo, desapareció en Italia, Francia y Grecia y está en horas bajas en Gran Bretaña y Alemania. Lo dos en pérdidas de votos, salvo que el PSOE tuvo un ligero repunte en las últimas y se ha venido arriba.

El IBEX patrocinó Ciudadanos como el partido de centro-derecha que necesita (lo dijo Jesús Polanco meses antes de morir), pero carece de un equipo directivo solvente. Garicano se refugió en el parlamento europeo al ver la debilidad de la gerencia.

El hiperliderazgo de Iglesias ha destrozado Podemos, que en este momento no se sabe cuántos suscriptores tiene, porque la derecha se ha ido con Errejón y la izquierda con Izquierda Unida.

Izquierda Unida, con un Alberto Garzón que ayer en eldiario.es justificaba el hiperliderazgo, parece abducida por Iglesias y permanece aletargada en el Congreso. Esta es la imagen que dan los medios y ella no parece dar señales o no encuentra la manera de desmentirla.

El Mercado ha convertido a los ciudadanos en consumidores y les ha arrebatado sus derechos.

No me puedo quitar de la cabeza una de las últimas secuencias de la primera parte de Novecento -en la que se explica el nacimiento del fascismo-, los fascistas han incendiado la Casa del Pueblo y han muerto varios ancianos que estaban dentro. Olmo y su pareja les llevan a enterrar en carretas gritando a modo de letanía sus nombres y un estribillo dirigido a la población: ¡Despertad!, mientras la gente se esconde tras las ventanas.

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