La lenta agonía del sistema democrático

En los años 70, la Trilateral llegó a la conclusión y difundió que la democracia no era buena para el mercado.

Para la economía financiera y el capitalismo salvaje que se desarrolla a partir del final de la Segunda Guerra Mundial, con la ayuda de la Escuela Neoliberal de los Chicago Boys (algo tiene esta ciudad para generar tan fácilmente gangsters y ladrones de guante blanco -quizá sean éstos hijos de los otros-), ha sido fácil comprar a la clase política para controlarla.

Más tarde, aparecen “hombres de negocios” de segunda fila que deciden ellos mismos pasar a la política para no depender de otros y poder “optimizar los beneficios”. Berlusconi es uno de ellos y ahora Trump. Aquí tenemos a de Quinto.

La desregulación económica que imponen los neoliberales, la trasladan a la política y no es que quiten las leyes, simplemente desde el poder ejecutivo las inutilizan -también compran y controlan tribunales y organismos de control judicial, aquí tenemos un Consejo del Poder Judicial que cambia jueces con desparpajo-.

El problema es que no puede haber Democracia real sin leyes y Justicia, por eso “los mercados” han ido contra ellas y el capitalismo salvaje está generando la “sociedad salvaje” o “la ley del más fuerte (económicamente, por supuesto)”.

Así hemos llegado a una situación en que Trump pretende cambiar el gobierno de Venezuela, sin elecciones, por supuesto, y el de Irán -casualmente dos grandes potencias petroleras- imponiendo sanciones económicas. Los defensores del Libre Mercado ahora imponen medidas contra la competencia.

EEUU no acepta los tribunales internacionales y no está claro con qué derecho castiga a estados “independientes” como Cuba, Venezuela, Irán, Siria, Corea del Norte… Al parecer, el capitalismo salvaje vuelve a la idea de Imperio pero, el imperio USA va en caída libre y los bárbaros, otra vez del Este: China, Rusia, India, … están en plena expansión.

Lo malo es que el capitalismo salvaje nos lleva a la barbarie. Macron, el mandarín francés, ya empieza a tener importantes revueltas sociales.  Los franceses siempre van por delante de nosotros.

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