Unos días antes de las últimas sesiones de investidura, el maestro Anguita pronosticó en entrevista a RT que no podía haber gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos y acertó como casi siempre.
Sus razones: que ni la Unión Europea, ni el IBEX ni los poderes fácticos del PSOE lo aceptarían.
Nos han engañado. Las sesiones de investidura han sido puro teatro, porque los razonamientos de Anguita son incontestables y tendrían que ser compartidos por los dos muñecos y por mucha más gente. Así se entiende la sonrisa de la vicepresidenta Calvo y el ministro Borrell, frente a la seriedad de Sánchez, al terminar la última sesión. Sin olvidar la filtración de documentos manipulados por parte de Calvo. Sánchez cargó con la derrota y los otros dos se sintieron ganadores.
Hubo más ganadores en el PSOE. La ministra Calviño, por ejemplo, había dicho que no se derogaría la reforma laboral porque no resolvía “nuestros problemas”, se referiría a los suyos, porque dos días después era nominada para dirigir el FMI, con lo que queda claro quién la había metido en el gobierno.
Anguita -profesor de Historia- dice en su entrevista que el error de la izquierda española es pensar que puede pactar con el PSOE y podríamos recordar como en la transición Felipe González pactó con los americanos la exclusión de la izquierda en sus pactos (Garcés, Joan. “Soberanos e intervenidos” Ed.Siglo XXI) y cómo cuando perdió la mayoría absoluta prefirió pactar con PNV y CiU antes que con Izquierda Unida. Eso parece estar en el ADN del PSOE y Sánchez ha sido víctima de sus propias “convicciones”, pero conseguirá pactar en el otoño con la derecha que es lo que le exigen sus jefes. Algunos de sus militantes tienen un problema.
Con este teatrillo, lo que queda claro es que la izquierda de verdad tendrá que revisar sus alianzas y estrategias, para afrontar el próximo otoño porque, si los gobiernos se forman al margen de los resultados electorales, esta democracia es un fantasma mediático.
Agrupémonos todos/as o nos devoran.