Este mediodía los medios informativos están nerviosos porque un estudio dice que la población infantil accede, por el móvil, a la pornografía a los 9 años y así adquiere una visión del sexo relacionado con la violencia.
En algunos países civilizados los móviles están prohibidos para niños de esa edad porque las radiaciones que emiten perjudican su salud. Aquí, el negocio está por encima de la salud.
La violencia en las relaciones sexuales es más antigua que los móviles y se debe a una educación patriarcal que no ha sido combatida con una buena educación a secas.
En nuestra cultura occidental y cristiana la pornografía está mal vista pero la violencia no, porque el sistema económico capitalista es violento, se basa en la competencia -sin reglas, piden los neoliberales-, la rama más importante de la industria es la armamentística y la necesidad de conflictos para vender lo suyo es imprescindible. Así tenemos violencia diaria en la televisión, en el cine, en internet …
No soy partidario de prohibir pero preferiría que se prohibiera la violencia antes que la pornografía, porque la violencia mata más y porque contra los efectos negativos de la pornografía hay una solución fácil y necesaria: la educación sexual.
En España, la Iglesia Católica odia la pornografía, aunque no todos sus sacerdotes -algunos la usan para seducir a sus víctimas-, pero combate la educación sexual en los colegios, que puede ser la mejor arma para que la población infantil adquiera una visión del sexo adecuada a las necesidades humanas y exenta de violencia y otras lacras sociales.
La degradación a que están llegando los medios informativos (privados y públicos) hace que en vez de proponer medidas positivas para la población, como la educación afectiva-sexual en los centros escolares, se dediquen a alarmarla y despistarla porque así es más fácil de engañar por el mercado y los políticos corruptos.