El apoyo de TVE al festival de Eurovisión y su evidente fracaso (su representante quedó 5º por la cola), demuestra que la televisión pública está mal gobernada porque no respeta los Derechos Humanos y los principios democráticos.
Celebrar el festival en Israel supone lavarle la cara a un Estado Judío, que es el último título que se ha autoimpuesto, despreciando unas veces y masacrando otras muchas a los palestinos que lo habitan y que trata de exterminar. Que este estado sea democrático sólo lo defienden Trump y las mafias financieras, porque muchos países están reclamando el bloqueo financiero por el apartheid que ejerce sobre la población palestina. La medida que se ejerció contra Sudafrica y que contribuyó a su democratización, no se está imponiendo aquí porque la banca judía tiene los brazos muy largos, que como vemos llegan también a nuestro país.
Eurovisión no es Arte ni Cultura, sólo Mercado, y así se justifica la celebración en un lugar que es la sucursal de la banca judía que trata de controlar el petróleo de Oriente Medio.
“Todo por la audiencia” es un principio de Mercado y no lo puede ser de la Democracia porque, en este caso no se respetan los DDHH y la audiencia no ha llegado ni al 20% de los españoles.
Los responsables de esta infamia deberían ser destituidos, porque mientras tanto no podemos confiar ni en esta empresa pública, ni en el gobierno que la gestiona.