La organización privada Iglesia Católica pretende imponernos a todos los españoles sus propias leyes al margen de la Constitución y la legislación vigente. Ahora defiende la “curación de los homosexuales” y, como PP y Ciudadanos, la penalización de la eutanasia. Se siguen oponiendo al aborto, al divorcio, la igualdad … tratando de imponernos la Ley de Dios, como los fundamentalistas musulmanes tratan de imponer la sharía.
Los obispos dicen que ir contra la vida no es una solución, pero ellos defienden las opciones políticas que están aumentando la desigualdad y la pobreza y condenando a mucha gente a la miseria y la enfermedad que acortan la vida. El pensamiento mítico religioso no puede ser una solución en el siglo XXI. El actual arzobispo de Madrid vino para acá después de bendecir el aeropuerto de Castellón, parece que su bendición no dio resultado.
La Iglesia Católica sigue aferrada a sus privilegios franquistas (financiación de sus colegios, privilegios fiscales, subvenciones …) y apoyando las opciones políticas y morales más derechistas porque, una organización en la que sus dirigentes se eligen en el autoritario Vaticano, no se siente cómoda en una sociedad descentralizada y democrática. Democracia y dictadura no son compatibles.
Ahora bien, el nivel de calidad de una democracia, depende de la calidad democrática de sus componentes y ni la banca, ni las empresas, ni el ejército funcionan de esa manera y que organizaciones privadas como la Iglesia Católica y la Fundación Francisco Franco, que no respetan los derechos humanos y son anticonstitucionales y antidemocráticas, disfruten del apoyo del Estado en forma de subvenciones públicas y elusiones fiscales, contribuye enormemente a la desconfianza de los españoles en sus instituciones y al deterioro del régimen del 78.
A ver si con las numerosas elecciones que se nos vienen encima resolvemos algo, pero será difícil con las actuales leyes electorales trucadas.