El retorno de la momia

No sé si es que hemos visto demasiadas películas de terror o es que la política española se está pareciendo cada vez más a una mala película de género.

Que 43 años después de su muerte y a 40 de una Democracia Constitucional sacar al Dictador de su tumba monumental y entregárselo a su familia se convierta en una sucesión de declaraciones y hechos surrealistas reafirma la expresión franquista de que “España es diferente”.

Que la familia del Dictador, apoyada por una organización anticonstitucional, que ellos mismos dirigen y cobijan, y una manada de militares fascistas, puedan entorpecer una decisión del gobierno o que una familia amenace al gobierno por buro-fax no es propio de un país serio.

Que el Cardenal-Arzobispo diga que él hará lo que diga la «familia» es lo único coherente de esta historia, porque la Iglesia Católica también es una dictadura y su jerarquía siempre ha estado a la sombra del poder. Sobre todo de esta «familia» que puede ostentar una fortuna de 600 millones, vengan de donde vengan.

Que después de todo esto se siga calificando de modélica, una transición que no revisó ni la procedencia de las grandes fortunas, ni la constitucionalidad de los militares, la Magistratura y la Policía,; que sigue permitiendo que torturadores circulen impunemente por nuestras calles y que más de 100.000 desaparecidos sigan en las cunetas …

Todo esto está íntimamente relacionado con que tengamos las tarifas de luz más caras de Europa, con que soportemos un sistema tributario que beneficia a los ricos y nos pasa la cuenta a los demás y con que cada vez haya más millonarios y muchos más pobres en España.

Todo esto tiene un precio y lo estamos pagando los de siempre.

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