Para empezar, está formado por al menos tres “sensibilidades”. La derecha errejonista que podría estar en el PSOE. La minoritaria izquierda anticapitalista que podría estar en Izquierda Unida (ya lo estuvo, quizá debiera volver) y un conjunto amplio, sin ideología clara que confía en un líder casi carismático, los pablistas. La convivencia de estas “corrientes” no es fácil porque tampoco parece que haya órganos internos de discusión útiles para acercar posturas.
El líder lleva años siendo valorado peor que Rajoy. ¿Cómo puede dirigir un partido de izquierda alguien con peor imagen que Rajoy?. Además, ha ido deshaciéndose de disidentes y ahora gobierna con reina consorte. ¡Increible! ¿Un partido izquierdista y democrático regido por una pareja de hecho? No me lo puedo creer.
Cuando un líder se equivoca mucho hay que pensar que quizá el que no acierta es el que está valorándolo. Quizá ese líder no está actuando con los criterios que suponemos. En todo caso no es creíble un líder de un partido que pretende echar a Rajoy y tiene peor imagen que él. Es cierto que hay grandes campañas mediáticas contra Iglesias y Podemos, pero también es cierto que muchas de sus decisiones son egocéntricas, muy poco democráticas y difíciles de aceptar.
¿Se puede ser de izquierdas en España y aceptar la OTAN? Eso lo podrá hacer una izquierda muy moderada, prácticamente socioliberal (línea Blair y PSOE). ¿Y con un general ex-Jefe de Estado Mayor de la Defensa en la cúpula del partido? ¿un guiño a los americanos?
¿Se puede proceder del 15-M, movimiento que nació en la calle, y recluirse en el Congreso en una lucha institucional que se sabe que está trucada y resulta inútil para el cambio, aunque confortable? Los Yayos han tenido que salir a conquistar la calle porque se la habían devuelto a la derecha. Podemos salió a saludarlos cuando fueron a protestar al Congreso. Un gesto amigable no es suficiente.
A Izquierda Unida no le queda más remedio que mantener la alianza, pero haría bien en conservar su clara línea de izquierda de forma muy reconocible y hacerse presente en la calle, que es donde hoy se pueden cambiar las cosas y cosechar votos, porque muchos de estos compañeros de viaje no son de fiar.
Me parece.