Israel es un peligro para todos sus vecinos porque no respeta las leyes internacionales, ni los mandatos de la ONU y les ataca cuando lo tiene a bien. Es el matón del barrio, al servicio de las mafias financieras, la gran banca judía y sus propios dirigentes.
El País cuenta hoy, con toda naturalidad, como Israel ha atacado un centro de investigación, próximo a Damasco, donde supuestamente se investiga en desarrollo de misiles. Esto recuerda las armas de destrucción masiva que, aunque no existían, sirvieron como pretexto para que USA y sus criados (España entre ellos, para mejorar el currículo personal de Aznar) destruyeran Irak.
El complejo industrial-armamentístico necesita conflictos para vender sus productos y el régimen de Israel enciende fuegos por toda la zona para animar el mercado.
Que a sus propios pobladores palestinos les trate peor que a los enemigos es la representación de un régimen militar (EEUU tiene fuerza militar pero no moral para decir qué estado es demócrata o terrorista), genocida y racista.
Israel es más terrible, peligroso y vengativo que el Jehová del ojo por ojo y diente por diente que destruyó Sodoma porque no le gustaba como se comportaban sus pobladores (que supuestamente él mismo había creado). El régimen de Israel, quizá de forma blasfema, se ha convertido en el caprichoso e irascible Jehová. Por su dios los conocereis.