Dos gobiernos, plagados de corruptos que huían de los tribunales, han chocado sin remisión por no poder ejercer su verdadera función: la política.
El gobierno españolista recurre a la Ley y a la Fuerza porque es incapaz de hacer algo tan elemental y obligatorio como negociar. Como consecuencia, la judicatura y las llamadas fuerzas de seguridad están saliendo muy perjudicadas porque ya debe quedar poca gente que no piense que hay que reformar la Justicia (el PP siempre encuentra jueces que le favorezcan -de los fiscales más vale no hablar) y las “fuerzas de seguridad” porque han demostrado que son fuerzas represivas al servicio del gobierno (en Madrid, la Delegada del Gobierno está siendo investigada por las propias fuerzas de las que es responsable ¿cómo es posible?).
El gobierno españolista se está cargando las instituciones porque las ha contagiado de su ineptitud y corrupción. ¿Cómo puede ser que un partido tenga a todos sus tesoreros y a varios ministros, jefes de la Policía y otros altos cargos imputados, concurra a todas las elecciones falseando sus cuentas y no esté ilegalizado? Parece que la Constitución del 78 lo permite (?).
Los sucesos de ayer en Cataluña demuestran que el régimen del 78 ya no sirve. Salimos del franquismo y nos devuelve a él.
Rajoy no es alguien con el que negociar. Mantener un Jefe de Gobierno así nos sale muy caro.
Habrá que ir a nuevas elecciones y sería conveniente que el PSOE deje de jugar en el equipo del PP y empiece a ser lo que dice que es: de izquierdas y democrático, porque con la actual Ley Electoral los resultados siempre salen trucados.