Una mentira repetida mil veces no llega a ser verdad, aunque mucha gente se lo acabe creyendo.
Esto lo saben los periodistas y lo utiliza todos los días El País con Venezuela. Lo hacen también todos los grandes medios españoles y muchos de los digitales. Por eso un estudio, de un instituto de la Universidad de Oxford, concluye que los medios españoles son los segundos de Europa en el ranking de los que tienen menos credibilidad en su audiencia.
Venezuela es una democracia de no menor calidad que la nuestra, y que estos medios de propaganda (“persuasión” diría el profesor Vicenç Navarro) repitan a diario que es una dictadura, cosa que no hacen con Arabia Saudí que sí lo es, no cambia nada salvo en la mentalidad de ingenuos y desinformados (cada vez menos, afortunadamente) que aún confían en estos medios.
El profesor Monedero, que es politólogo y no maleante como ellos dicen, lo explicaba hace tres días en el digital Público.es en un artículo titulado “11 tesis sobre Venezuela y una conclusión escarmentada”.
Los grandes medios están en manos de los grandes fondos de inversión (El País tiene como mayores accionistas dos fondos americanos), porque las crisis de la burbuja digital de finales del siglo pasado y la de la publicidad producida por la crisis actual les generó una enorme deuda que, ante la imposibilidad de los bancos de recuperar sus créditos, se cobraron en acciones.
Estos medios ya no son de información porque sus dueños los utilizan como propaganda y ocultan sus vinculaciones con las grandes corporaciones. Las vinculaciones de El País con la familia Cisneros que domina los medios y parte del petróleo venezolanos, le obligan a años de mentiras sobre Venezuela en primera página, desde que Chávez consiguió el poder democráticamente y no lograron quitarlo con un golpe de Estado fallido que apoyaron Aznar y los grandes medios españoles.
En eso siguen y Felipe González (que les cedió Galerías Preciados y parte de Rumasa a precio de saldo) está también ahora pidiendo una sublevación militar, como Trump.
Que después de todo esto, aún haya españoles que confíen en El País, será por ingenuidad, por desinformación interesada (porque algunos digitales están contando las cosas de otra manera) o por pura desidia, pero tienen un problema: están apoyando unas políticas que van contra ellos mismos. Son, por ejemplo, los que apoyan a Rajoy porque “todos los políticos son corruptos.
Lamentablemente también lo tenemos los demás porque esas políticas nos perjudican a todos.