Carlomagno necesitaba al Sumo Pontifice para que, como representante de Dios, le coronara emperador. Era el tiempo de las monarquías “por la gracia de Dios”.
Ayer, para celebrar los 60 años de la Unión Europea, los jefes de gobierno han visitado al Papa de Roma. El Poder Político visita al Poder Religioso en la Capilla Sixtina, el Salón del Trono del Papado. Lo curioso es que éste les ha recordado que ahora la legitimidad política la conceden los ciudadanos cuando les ha dicho: “A menudo se tiene la sensación de que se está produciendo una separación afectiva entre los ciudadanos y las Instituciones europeas …”. Este papa argentino, tan diplomático …
Quizá pensaban que aún estaba allí Ratzinger, el Papa Inquisidor, que les hubiese dado la bendición de Dios y se hubieran ido mas contentos que unas Pascuas. Porque ellos, como Ratzinger, no están en este mundo, están en el del Poder. Ellos en el del Dinero y Ratzinger en el del Cielo.
El Vaticano no podría pertenecer a la UE porque, como Turquía o Arabia Saudí, no es un estado democrático. Bergoglio les ha puesto en su sitio y ellos, disimulando, como siempre, han hecho de su capa un sayo y han vuelto a sus sillones, porque probablemente solo han ido allí a buscar el voto de la derecha y el apoyo del capital.
Sin ningún pudor ni respeto por la Democracia.