Los últimos tiempos de Zapatero y todo el gobierno de Rajoy han tenido como finalidad saquear los bienes públicos para dárselos a las mafias financieras. Con la Triple Alianza continuará el saqueo.
Las privatizaciones de las infraestructuras sanitarias, el vaciamiento de la hucha de las pensiones, los recortes sociales, las reformas fiscales regresivas, la potenciación de los paraísos fiscales, la bajada de los salarios con la reforma laboral, los desfalcos de la corrupción, etc. Todo ha ido a favor de las rentas del capital y contra las rentas del trabajo, con la salvaguarda de la Ley Mordaza y otras reformas judiciales para poder seguir robando con tranquilidad. En esto nos parecemos a Grecia, nos roban con la Ley en la mano.
Pero el caso más evidente ha sido el salvamento de los bancos y de sus accionistas, con fondos públicos para socializar las pérdidas. Es decir, pagar deudas bancarias privadas (no las de las familias, que muchas veces terminan en desahucios) con fondos públicos.
En este momento, gran parte del capital de Bankia es público, porque son los dineros que ha inyectado el Estado. La izquierda quiere que esos fondos inyectados queden ahí y sean el punto de partida para una banca pública. La UE pide hoy que esa parte pública se privatice cuanto antes. Lo que se consiga con esa privatización será una mínima parte de lo que se invirtió, pero la UE trabaja para que la mafias financieras ganen más y sobre todo para que no haya una banca pública (como hay en otros países europeos) que compita con las privadas.
Esta es una de las claves principales para entender las enormes presiones politicas, económicas y mediáticas (La Razón y El País ¡¡¡¡¡coincidiendo !!!!!) soportadas por el PSOE para impedir un gobierno de izquierdas. La prisa para formar gobierno tiene como finalidad seguir controlando los tres poderes. El legislativo es el más débil, porque el Senado puede bloquear cualquier Ley.
El Congreso, donde está la representación popular, tiene muy poco poder mientras no se cambie la constitución y se contrarreste el poder del Senado. Todas las instituciones que controlan el Estado están en manos del partido más corrupto.
La solución a esto no puede darse desde las instituciones. Hay que cambiarlas. Y esto sólo se puede hacer desde la calle (pacíficamente, claro). Celaya sigue teniendo razón: A la calle que ya es hora ….