Me gustaría ser valón

Valonia, una pequeña región de la pequeña Bélgica, está bloqueando la aprobación del tratado de “libre comercio” de la UE con Canadá.

Sabido es que estos tratados, no sólo no favorecen el libre comercio, sino que son triquiñuelas de las grandes corporaciones para apropiarse de competencias que hasta ahora sólo tenían los estados. O, dicho de otra manera: herramientas para debilitar las ya maltrechas democracias.

Un ejemplo sangrante es como luchan para privatizar la justicia, tratando de que sus conflictos con los estados no se diriman en la Justicia ordinaria, sino en “tribunales” privados. El objetivo es que los ciudadanos nos atengamos a la Justicia y las corporaciones se rijan por su propia justicia privada (como los señores de horca y cuchillo medievales).

El ejemplo de Valonia es asombroso. Su cámara de representantes tiene competencias para bloquear un tratado internacional, mientras en España un gobierno en funciones hace y deshace no ya sin preguntar, incluso ocultando (con la ayuda de los medios de propaganda) sus propias maniobras.

Por cierto, hace décadas que la manipulación de los grandes medios se realiza más por lo que ocultan que por lo que dicen y esa es una de las grandes lacras que están estrangulando la democracia.

Las negociaciones secretas y las maniobras ocultas de gobiernos corruptos no serían posibles si los tratados internacionales tuvieran que ser aprobados por todos los afectados.

Los tratados internacionales de “libre comercio” nos afectan a todos, luego su aprobación debería hacerse en referendum. Pero lo que intentan estos tratados es debilitar nuestra condición de ciudadanos para convertirnos en siervos.