A primera vista parece difícil de entender que se quiera cargar al Secretario General del PSOE para conseguir un gobierno de Rajoy, pero tiene su lógica.
Es la lógica del que empezó en los sesenta defendiendo obreros pero luego cambió de dirección y ya hace décadas que está defendiendo los intereses del capital. Hay que recordar que siendo presidente de gobierno, los sindicatos mayoritarios le hicieron cuatro huelgas generales. Porque fue él quien inició las privatizaciones, las reformas laborales y de las pensiones, reconversiones industriales salvajes que llevaron a la ruina extensas zonas de nuestro país y cuando fue expulsado del gobierno ya se hablaba de corrupción generalizada y hubo un acuerdo bastante amplio sobre que Aznar no había ganado las elecciones, las había perdido González.
Otra característica de su mandato fue sus mentiras constantes, hasta el punto que los muñecos de Canal+ (entonces había sátiras de políticos) lo caracterizaban con una enorme nariz de Pinocho. Ya es hora de que se sienta engañado (que no me lo creo).
A él con el PP le va bien ¿por qué cambiar?. Hoy comparte asiento en consejos de administración y otros órganos de poder con su enemigo de entonces (J. Mª Aznar) y asesora a grandes inversores que trabajan por el aumento de la desigualdad y la injusticia.
Que los dirigentes actuales del PSOE lo respeten es comprensible porque él marca el camino de las puertas giratorias. Lo que piensan las bases no lo sabemos, pero da la impresión que el poder lo tienen secuestrado los barones. De hecho, rechazan un plan de congreso y primarias.
La verdad es que la frase de Felipe González «me siento engañado» es muy reveladora. Parece pensar que él tiene que estar al corriente de todo lo que se cueza en el PSOE y debe ser informado de todo.