Hoy, día de Europa (¿qué quiere decir esto?), Claudi Perez desde Bruselas dice “Europa planea nuevas vías políticas frente a la crisis de la Gran Recesión” y subtitula “Ha cambiado el tradicional eje derecha-izquierda por el dilema establishment-antiestablishment”. Las dos cosas son falsas.
Que le pregunten a los griegos si ha cambiando algo la política de expolio de sus recursos a que les obliga Bruselas, junto con el BCE y el FMI. Que nos pregunten a nosotros si han cambiado las políticas que nos imponen estos organismos de recortes y socialización de pérdidas de los bancos privados.
El eje derecha-izquierda tampoco ha cambiado porque es el de explotadores-explotados, claro que los explotadores y sus voceros de la comunicación lo quieren disfrazar con la terminología establishment-antiestablishment, con la que los ricos vienen a decir con nosotros o contra nosotros, como si nosotros fuéramos todos, como si el sistema fuera integrador cuando realmente es excluyente, pero no de países: de personas pobres.
Por eso la UE con su déficit democrático se ha convertido en una maquinaria para trasvasar rentas del trabajo al capital, donde los europeos perdemos derechos sociales que se convierten en negocio para los ricos (recortes) y volumen salarial (reformas laborales) que se convierte en beneficio empresarial.
Las cifras que aporta el articulista sobre cómo ha crecido un 20% la renta por habitante en Alemania y ha disminuido otro tanto la de Grecia, son como cuando un rico come un pollo y un pobre no come nada, la macroeconomía dirá que han comido la mitad cada uno. La brecha salarial aumenta en todos los países y en todos aumenta el índice de pobreza por culpa de las políticas de Bruselas.
La doctrina de El País es la voz de sus amos: dos fondos de inversión americanos.