Insultos

El bipartidismo agonizante necesita para sobrevivir acabar con la memoria de los españoles. El olvido y la mentira son algunas de sus armas más importantes.

¿Recordar el GAL, el comienzo de las privatizaciones, las reconversiones industriales salvajes, las reformas laborales … de González es un insulto? Todo eso existió y está en los papeles y en nuestra memoria. ¿Es un insulto recordar que los sindicatos le hicieron a González cuatro huelgas generales? ¿Es un insulto recordar que Carmen Chacón, ministra de Defensa con Zapatero, respetó el tremendo desafuero de Aznar de invertir 30.000 millones en armamentos innecesarios que no vamos a poder pagar?

Los actuales medios de comunicación de más tirada mienten continuamente defendiendo los intereses de sus dueños (la gran banca y fondos de inversión) y el bipartidismo defiende sus mentiras en el Congreso (como si fuera un instrumento suyo). A los que recordamos, esta mañana en la SER decían que éramos del siglo pasado, como si esto fuera una descalificación. ¿De cuando son ellos?

El PSOE le está aplicando a Pablo Iglesias la misma medicina que Convergencia y Unió (hoy travestido) le aplicó a Maragall y la misma que la Inquisición le aplicó a Galileo. Los dos tenían razón y los dos rectificaron. A Galileo le iba la vida en ello, a Maragall como mucho su vida política. Veremos que hace Pablo Iglesias.

A Manuela Carmena le han estado difundiendo sus declaraciones sobre el apoyo a Pedro Sánchez toda la mañana, veremos si los medios hacen lo mismo con la aclaración/rectificación que ha hecho un poco más tarde.

La calidad de la información es tan necesaria como la alimenticia. Las dos peligran en la sociedad de mercado.

Condenas

El País de hoy editorializa sobre la libertad de Otegi: “El líder de Sortu tiene la oportunidad de reconocer que callar fue un crimen”. Pide que Otegui condene la violencia de ETA.

Me parece bien, pero lo entendería mejor si exigiera al PP condenar los crímenes del franquismo, favorecer el entierro digno de los que aún reposan en las cunetas y entregar a Martín Villa y Billy el Niño a la justicia argentina.

Sigue habiendo muchas varas diferentes para medir en esta “democracia”.