Sr. González

Usted, que durante sus últimos tiempos como presidente aparecía en los muñecos de Canal +, su canal amigo, con una nariz larga de mentiroso, y hasta su amiga Pilar Miró puso en escena una obra de teatro del siglo de oro sobre un mentiroso que se enreda en sus propias mentiras, en la que todos supimos a quien se refería, tiene poca credibilidad de no ser entre sus jefes y cómplices.

Su trayectoria, desde abogado laboralista hasta defensor del capital y diseñador de joyas, está en todas las hemerotecas. Sólo su egocentrismo de jarrón chino le impide reconocer la realidad: usted, que ya durante su mandato, hizo una política económica neoliberal iniciando las privatizaciones, las reformas laborales y de las pensiones, durísimas reconversiones industriales … y luego ha pasado al consejo de administración de una energética, de la que se fue porque se aburría, y a funciones de lobby internacional, no puede ser reconocido como socialista. En todo caso como socialisto.

Sr. González usted, en medios amigos, puede intentar hacerse el graciosos diciendo que no sabe por qué le odian pero nadie se puede creer que, a pesar de su enorme ego y de que la cúpula del PSOE le lame los pies (ellos sabrán qué buscan), no comprenda por qué le odiamos muchos españoles.

Yo sí entiendo, como muchos otros, que usted apoye la Gran Coalición. Me parece natural en un lacayo del Gran Capital.

Dan ganas de volver al dicho de Aznar “Váyase Sr. González”, pero no lo haremos porque sabemos que usted está haciendo un trabajo y vive (muy bien) de eso. Orson Welles, en una larga entrevista a Marcel Martín, decía: puedo comprender al resistente francés que denuncia a sus compañeros para salvar a su familia, pero no al intelectual americano que (en la caza de brujas) hizo lo mismo para salvar sus piscinas.