Y todos nosotros en peligro de entrar en prisión, por una “justicia” que se dirige hacia la arbitrariedad.
Cuando yo estaba en la mili, en la dictadura, hubo un accidente en una escalera y la autoridad militar la sometió a un arresto.
Que haya jueces y fiscales que no distingan entre realidad y ficción, o que no tengan suficiente cultura como para entender una obra de títeres, es alarmante porque dice muy poco del sistema de selección que se sigue en los cuerpos jurídicos y que a los titiriteros les hayan requisado los muñecos, para que no puedan repetir el espectáculo, más que surrealismo es estupidez.
Que haya ministros de Interior que sigan usando fantasmas (ETA hace años que se disolvió) para justificar o distraer de sus arbitrariedades (medallas de la Policía a las Vírgenes, ilegales devoluciones en caliente en las fronteras con Marruecos …), es insultante porque parece significar que nos consideran tontos.
Que haya ministros de Justicia que justifiquen que el uso de la prisión incondicional sea más necesaria para unos titiriteros en uso de su libertad de expresión (derecho constitucional) que para un montón de políticos y expolíticos que se han llevado a espuertas nuestro dinero y siguen en la calle, es vergonzoso porque indica claramente cuales son las prioridades de este gobierno.
El nivel de corrupción en el partido del gobierno y el miedo a perder la impunidad que les da el poder está generando situaciones surrealistas, pero sobre todo está creando una espiral de terrorismo institucional, apoyada por los medios de comunicación del régimen, que va desde la Ley Mordaza hasta la actual criminalización de titiriteros y sindicalistas, que pretende distraer la atención de los procesos judiciales de corrupción y aterrorizar a la población para que no manifieste su descontento.
Bancos y corporaciones prefieren un gobierno fuerte (dictatorial y corrupto, esa es la base del negocio) y de ahí proceden las dificultades para un gobierno de centro-izquierda (PSOE, Podemos, IU, por ejemplo) que permita mayor seguridad jurídica, un respiro económico a la mayoría de la población y una pausa en el crecimiento de la brecha social.
Algo habrá que hacer para conseguirlo.