El 6 de agosto de 1945, EEUU bombardeó la ciudad japonesa de Hiroshima, pero el gobierno japonés no se rindió. El 9 de agosto EEUU bombardeó Nagasaki, Japón se rindió y EEUU asumió el liderazgo del mundo que había abandonado Gran Bretaña.

El bombardeo de poblaciones civiles con resultado de cientos de miles de muertos de todas las edades y otros tantos heridos, que sufrieron las secuelas de las radiaciones nucleares durante toda su vida, hubiera sido considerado uno de los mas horribles crímenes contra la humanidad que se han cometido, si no fuera porque EEUU ganó la guerra, se convirtió en imperio y ningún tribunal se atrevió a enjuiciarla. Tras estas salvajes acciones terroristas al presidente Truman debió ponérsele una enorme cruz negra en el pecho y ser encerrado en una jaula del zoo para el resto de su vida, pero los ricos corrieron a felicitarlo cubriéndole de laureles.

En Europa, los americanos acosaron a los alemanes con la ayuda de la URSS y de la resistencia de algunos países organizada mayoritariamente por sus partidos comunistas, pero la “victoria” sobre Japón la consiguieron ellos solos con dos simples bombas atómicas. Así empezó el Imperio Americano.

Hoy el Imperio se descompone, entre estertores, víctima del cáncer (los imperios ya no duran nada). El capitalismo salvaje multiplica el poder de las grandes corporaciones financieras, como poderosas células cancerígenas, creando metástasis en los organismos del los estados de todo el mundo. Así va necrosando la Democracia que floreció al final de la 2ª Guerra Mundial en muchos países europeos y en algunos americanos y se va fortaleciendo una nueva dictadura, el nazismo del dinero, que nos quiere volver a la esclavitud medieval en beneficio de los aristócratas de las finanzas.

Solo una revolución nos puede devolver la Democracia y la Dignidad.